La respuesta inmediata es que lo es por sus jugadores. Pero esta gran verdad esconde algunos hechos esenciales que es importante conocer para entender las ventajas inigualables del polo argentino.
En primer lugar, la excelente aptitud del campo argentino, con praderas extensas para la cría del caballo. En segundo lugar, la excelente equitación de los argentinos que tienen la posibilidad de aprender a andar a caballo desde edades muy precoces, con una soltura y facilidad que en pocos lugares del mundo es posible.
El tercer hecho es el amor al caballo que viene de una tradición cultural del hombre de campo Argentino, que tuvo una relación muy fuerte desde los tiempos de la independencia, donde el gaucho tuvo un papel preponderante.
Todo esto hace que la gran organización que requiere el polo, criadores, domadores, petiseros, entrenadores, pilotos, herreros, veterinarios, transportistas, talabarterías, etc. sea más fácil y natural de conseguir y por lo tanto más eficiente, teniendo los involucrados un profundo conocimiento de todo lo inherente al caballo, conocimientos, sabiduría y experiencia que se van trasmitiendo de generación en generación.
Por todo lo enunciado, Argentina es el lugar ideal para que se juegue polo en muchos puntos de su territorio. Existen en varias regiones en el país clubs, escuelas y countries dónde se practica este deporte. En el norte, en las provincias de Salta y Tucumán, en la región de Cuyo, en la provincia de Mendoza, en el centro, en las provincias de Córdoba, Santa Fe y La Pampa y en el litoral, en las provincias de Corrientes y Entre Ríos.
Pero sin lugar a dudas, es en la Provincia de Buenos Aires donde están los mayores centros de polo de alta competencia. Las localidades de Pilar, Open Door y Lobos y otras cercanas a ellas juegan un papel superlativo por su ubicación estratégica en lo que respecta a la actividad "polera" de alto hándicap.
Autor: Luis Etchegaray, Especialista en campos, ReMind Group (2010)